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La línea D permanece cerrada desde el 8 de enero

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La línea D de subte se encuentra cerrada desde el 8 de enero por una supuesta actualización de su sistema de señalamiento. Asimismo, se estima que el corte continuará hasta el 17 de marzo. Por otro lado, entre la polémica por el corte apareció una inquietante versión sobre las causas de una interrupción tan prolongada.

En tanto, la línea D del subte se encuentra cerrada desde el 8 de enero y continuará así hasta el 17 de marzo. De acuerdo a lo comunicado por Subterráneos de Buenos Aires (SBASE), la interrupción total del servicio por más de dos meses es indispensable para llevar adelante las tareas finales de instalación del nuevo sistema de señales CBTC (Communications – Based Train Control), que permitirá reemplazar el actual sistema de señalamiento ATP (Automatic Train Protection).

Por otro lado, entre las tareas que permitirá el cierre se encuentran “el reemplazo de las 31 máquinas de cambio ―que no podrían operar con el nuevo sistema―, verificar que todas las rutas posibles cumplan con los estándares de seguridad e identificar eventuales fallas, y finalizar la instalación del nuevo sistema a bordo de los trenes”.

De acuerdo a SBASE, la decisión de realizar la interrupción durante el verano se justifica con una merma de pasajeros en torno al 40% durante los meses de enero y febrero. La línea D es desde hace años la segunda que más pasajeros transporta en la red, a poca distancia de la línea B.

Asimismo, el sistema que se está instalando en la línea D es un CBTC (“control de tren basado en comunicaciones”, según sus siglas en inglés) con ATO en Grado de Operación Automática 2 (GoA2) correspondiente al modelo Trainguard MT de Siemens Mobility, el mismo que ya funciona en las líneas C y H. En la línea A se pondrá en marcha un ATO, pero en este caso asociado a un sistema ATP.

A la vez, con la incorporación del nuevo señalamiento, SBASE busca lograr una reducción del intervalo de trenes de hasta 2:15 minutos, aumentando significativamente la frecuencia, reduciendo el tiempo de viaje hasta un 15% y permitiendo absorber hasta 67 mil nuevos pasajeros en la línea. De la misma manera que se hizo en la línea C, se prevé la incorporación de un sistema de información al pasajero que notificará la frecuencia en tiempo real y posibles alteraciones del servicio de subte.

Al mismo tiempo, el recambio del actual señalamiento ATP por el nuevo CBTC es un proceso comenzado en 2016, cuando se lanzó una primera licitación que pretendía realizar una actualización en el marco del “Plan de Modernización de la Red”. En ese entonces el ATP tenía solamente ocho años en operación y no había estado exento de problemas y polémicas en su implementación. Finalmente, la licitación original, que incluía puertas de andén, fue dada de baja y reemplazada por una versión más económica y fue licitada nuevamente en 2019.

En tanto, con la concreción de los trabajos para la instalación del CBTC se dejará atrás el ATP de la francesa Alstom, instalado entre 2005 y 2008. El ATP significó para la línea un salto de modernidad y seguridad en la operación, que hasta entonces operaba con el señalamiento original instalado por Siemens & Halske a instancias de la Compañía Hispano Argentina de Obras Públicas y Finanzas (CHADOPyF), su propietaria original. Asimismo, el de la línea E, en cambio, había sido modernizado en los años 60 por Siemens, al inaugurarse la extensión a Bolívar y Avenida La Plata.

No obstante, más allá de complicaciones en la operación, demoras y fallas del sistema durante su implementación, la instalación del ATP no supuso una suspensión de tamaña magnitud en el servicio como la actual. Tampoco la implementación del CTBC en las líneas C y H tuvo una ventana de trabajos tan holgada: en el caso de la línea C solamente se cerró la línea por dos semanas, mientras que en el caso de la H solo se necesitó de una semana. A la vez, SBASE argumenta que este caso es diferente porque en la C las máquinas de cambio se habían reemplazado con anterioridad –sin interrumpir el servicio– mientras que en la H los coches ya estaban equipados para funcionar con CBTC. En la línea D confluyen ambos factores: el trabajo simultáneo en los cambios y la necesidad de realizar pruebas de circulación sin pasajeros.

Por otra parte, lo prolongado de la interrupción, dio lugar a una versión que circuló fuertemente, que en realidad el nuevo sistema de señales es una excusa para ocultar trabajos de reconstrucción del túnel que serían necesarios por el “hundimiento” que habría acarreado la construcción indiscriminada de edificios de departamentos en los barrios de Palermo, Belgrano y Núñez, entre otros.

Asimismo, la versión del hundimiento fue desmentida por SBASE y tampoco tiene asidero entre los representantes de la AGTSyP, el sindicato de trabajadores del Subte, acostumbrado a denunciar manejos del Gobierno porteño o de la concesionaria Emova. Por otra parte, la profundidad del túnel de la línea D hace por demás improbable que se pueda ver afectada por edificios cercanos; por lo demás, cualquier presunto daño al túnel (en el techo o en la geometría de vía, si hubiera cedido el solado) afectaría al servicio de forma evidente e irresoluble. Finalmente, tampoco la versión explica por qué la interrupción se realiza en toda la traza de la línea y no en el sector que estaría afectado por desplazamientos del suelo en la zona.